El personaje de la novela se va construyendo poco a poco, donde su primera aparición hasta la última, como un complejo de rasgos semánticos que se van enlazando y que pueden provenir de su guión preliminar. Se construye con datos provenientes de diversas fuentes informativas como:
– El nombre. Determinados nombres y apellidos provocan especiales evocaciones en el lector. Por ello, el autor debe seleccionarlos teniendo en cuenta que marcan el carácter y el destino de los personajes, que informan. De este modo, un nombre largo puede tener connotaciones diferentes de un nombre corto, y un apodo caracteriza de un modo opuesto a un nombre complejo. Igualmente el escritor debe considerar si se trata de un nombre más o menos sonoro, aristocrático o campesino, difícil de pronunciar o sencillo.
Cada nombre se vincula directamente e influye sobre los demás: el escritor no puede llamar a dos personajes de forma muy parecida porque creará confusión en el lector; ni hay que olvidar que el nombre del personaje tiene que ver con el papel que desempeña en la historia, sin olvidar las relaciones que hay entre ellos.
– El personaje también se puede definir mediante aspectos del mundo interior. Al hablar de este tipo de mundo, nos estamos refiriendo a sus sentidos, sus sensaciones o sus pensamientos.
– ¿Qué dicen o qué hacen los personajes? Estas preguntas son elementales en la construcción de los personajes, dicen mediante el diálogo y hacen a través de la acción.
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