Ser novelista supone escribir con pasión e inteligencia, y con la técnica propia del oficio. Conlleva asumir el riesgo que supone crear la novela de la única manera posible para que se lea con la fuerza y el placer que requiere, es decir, como una experiencia vital.
Ser novelista implica leer mucho, escribir mucho y tirar mucho a la papelera. Pero además quien desea escribir debe prestar atención al mundo que le rodea en todo momento. La chispa suele encenderse de modo inesperado, salta y enciende la memoria, las evocaciones. Compromete al autor a darle forma novelesca y a conseguir la complicidad del autor.
Entre estas actitudes están:
– Prestar atención. Estar atento a las sensaciones espontáneas que produce una observación casual y también a las provenientes de la observación dirigida e impuesta. Hay que profundizar en la observación, pero no para copiar directamente, sino para destilar lo que se observa a través de sus sentidos.
– Espiar constantemente. Mirar y mirar, como si el escritor sospechase que va encontrar algo especial, que finalmente halla porque consigue transfigurarlo, y lo reinventa.
– Actuar como una cámara oscura. El escritor debe tratar de captar todo, pero debe incluir solo lo sugerente o lo funcional.
– Llevar una libreta. Una herramienta que el escritor debe llevar siempre es una libreta. Al iniciar la novela no es conveniente consultar lo escrito constantemente, sino acumular palabras, frases, datos. Es importante releer lo escritor después de un tiempo y establecer conexiones, es lo más útil. Releer cuando el escritor lleva ya tiempo elaborando el relato y sabrá así qué se puede incorporar y qué se debe eliminar. Entre estas actitudes están:
– Prestar atención. Estar atento a las sensaciones espontáneas que produce una observación casual y también a las provenientes de la observación dirigida e impuesta. Hay que profundizar en la observación, pero no para copiar directamente, sino para destilar lo que se observa a través de sus sentidos.
– Espiar constantemente. Mirar y mirar, como si el escritor sospechase que va encontrar algo especial, que finalmente halla porque consigue transfigurarlo, y lo reinventa.
– Actuar como una cámara oscura. El escritor debe tratar de captar todo, pero debe incluir solo lo sugerente o lo funcional.
– Llevar una libreta. Una herramienta que el escritor debe llevar siempre es una libreta. Al iniciar la novela no es conveniente consultar lo escrito constantemente, sino acumular palabras, frases, datos. Es importante releer lo escritor después de un tiempo y establecer conexiones, es lo más útil. Releer cuando el escritor lleva ya tiempo elaborando el relato y sabrá así qué se puede incorporar y qué se debe eliminar.
Este truco forma parte del curso de verano Aprender a redactar mi primera novela. Toda la información en nuestra web, o bien a través del correo formacion@heraediciones.es.