En la novela negra existen unos personajes inherentes a la trama que deben aparecer siempre en todas las obras del género. Estos son el detective, el delincuente y la víctima. Independientemente de cómo sean, del estilo que queramos ofrecer a la novela o la enfoquemos desde el punto de vista de uno u otro de los personajes, siempre deben estar incluidas estas tres personas.
Como hemos comentado en los capítulos anteriores lo que consideramos novela negra es una evolución de la original novela policíaca o novela enigma. Podemos decir que la novela negra es una novela policíaca en la que cobra importancia la realidad social en la que se desarrolla la trama y se hace una denuncia de los problemas de la sociedad actual. Sin embargo, en estas obras se mantiene el misterio y el enigma. En todas ellas hay un misterio por resolver que es el recurso con el que se mantiene la atención del lector, que espera la sorpresa final.
Pero, además de esta diferencia de la importancia de la realidad social, podemos decir que otro de los elementos diferenciadores de la novela negra con su predecesora la novela enigma radica en el personaje del detective. Hasta la aparición de las primeras obras de novela negra el prototipo de detective era Sherlock Holmes.
Se trataba de hombres brillantes y ganadores, mientras que en la novela negra suelen ser perdedores. Nos referimos a que en la novela enigma una vez que se resuelve el misterio se restablece el orden social por lo que los detectives quedan satisfechos.
Sin embargo, en la novela negra los crímenes o misterios se centran en los problemas sociales como el racismo o el nacionalismo y los detectives saben que al detener al culpable no mejora la situación y se consideran perdedores porque saben que son incapaces de restaurar el orden social.
Muchas veces, el detective no pertenece a las fuerzas oficiales, sino que se trata de un detective privado. Es un recurso muy utilizado, especialmente por los escritores de novela enigma. En muchas ocasiones este personaje representa en sí mismo el juego que provoca este tipo de novelas. Se trata de un enigma que se plantea para su resolución y termina siendo un juego intelectual al que se disfruta jugando. Y este juego lo realiza el detective privado, pero también el lector, lo que produce una mayor identificación entre lector y detective.
Los otros dos personajes fundamentales de la novela son la víctima y el delincuente. Sin ellos no habría novela policial porque son quienes comienzan la trama y por quienes comienza el trabajo de los detectives de resolver el enigma. Estos tres personajes están vinculados entre sí debido a la trama de la novela. El delincuente provoca el hecho delictivo, la víctima es la que lo recibe y el detective el que trata de esclarecerlo. Contar la historia desde el punto de vista de uno u otro personaje condiciona el tipo de novela que queremos escribir, el enfoque que tendrá nuestra historia y el estilo que debemos adoptar.
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