A la hora de redactar una crónica en el periodismo literario, hay más libertad para seleccionar y ordenar los datos que se exponen.
La entradilla no tiene por qué centrarse en el dato más importante, sino que puede ser una anécdota o una descripción del ambiente. Además, son textos en los que no predomina tanto la impersonalidad informativa, sino que incluye figuras y expresiones retóricas, tiempos verbales variados, una mayor presencia de adjetivos para añadir detalles a la información y frases más complejas, pero sin olvidar, de nuevo, la claridad.
Se trata de textos más literarios que los géneros informativos y con estilo más personal del cronista, que debe mantener los principios de claridad, concisión, transparencia y frases y párrafos cortos porque facilitan la lectura y la comprensión del texto. Además, debe incorporar anécdotas y descripciones y huir de las frases hechas, metáforas comunes o tópicos.
El estilo de la crónica debe ser directo, llano, objetivo, claro, sencillo y conciso, aunque, a la vez, debe tener el sello personal del cronista. A pesar de ser un género interpretativo no se puede abusar de las apreciaciones personales y de las interpretaciones. .
Sin embargo, no está permitido el oscurantismo, la imprecisión, la palabrería y, sobre todo, la desvirtuación de los hechos amparándose en la apreciación personal. Esta libertad también se extiende a la estructura del texto, ya que la crónica no está sometida a la tradicional estructura de la pirámide invertida, es decir, lo más importante al principio y lo menos importante al final. Además, está sujeta a la obligación informativa del texto, ya que siempre va unida a la noticia.
Como acabamos de ver, la estructura del texto también queda a la elección del autor, ya que no es necesario que se ciña a la estructura de pirámide invertida.
Por su parte, el primer párrafo debe captar un mayor interés del lector, por lo que se puede comenzar con un juicio original, con una apelación o con una frase impactante. También es un recurso muy utilizado plantear al principio un interrogante del que no se dé la respuesta en ese momento y se haga a lo largo del texto de tal forma que el lector la tenga que buscar.
Este truco forma parte del curso intensivo «Aprende las principales técnicas del periodismo literario». Toda la información en nuestra web, o bien a través del correo formacion@heraediciones.es