Es una unidad dentro de la estructura de la novela. La división en capítulos responde a la distribución de las situaciones principales. Los capítulos distribuyen la materia narrativa en bloques independientes pero relacionados entre sí. Un capítulo debe tener en principio que atraiga y un final abierto que provoque el deseo de leer el capítulo siguiente.
Debe constituir una unidad en sí mismo, no deben estar ordenados respetando una sucesión lógica y cronológica, sino la que pide la trama.
¿Qué aspectos puede escoger el escritor al programar los capítulos de la novela?
– La señalización. Los capítulos pueden ir señalando por un número que los diferencia entre sí, por una frase que indica el contenido, o estar separados por el cambio de página solamente.
– La organización. Pueden ser bloques enteros o estar subdivididos en fragmentos.
– El final. Un final de capítulo debe ser contundente y no explicar más de lo necesario.
– La relación. El autor puede plantearse la relación continua y discontinua entre los capítulos. Pueden vincularse en forma alternada, estableciendo dos bloques paralelos. Pueden ser varias historias intercaladas, o pueden ser voces que se turnan para contar la verdadera historia.
– La perspectiva. Los capítulos pueden estar narrados desde el mismo punto de vista o desde diferentes perspectivas.
– La extensión. Los capítulos pueden ser breves o largos, muchos o muy pocos, capítulos con principio, medio y final, o simples fragmentos largos y breves.
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