Respecto a la literatura fantástica para niños, éstos constituyen un público muy especial y hay que averiguar qué les gusta y ofrecérselo.
Una forma de escribir un relato fantástico destinado a un público infantil consiste en procurar darle al niño lo que desea, sin olvidar que el libro se dirige a un pequeño en concreto, un chico que es diferente de los demás. Nunca hay que olvidar que cada uno de esos niños es distinto y cuenta con gustos diferentes.
La crítica diferencia habitualmente dos tipos de fantasía en la literatura fantástica para niños: la que se denomina literatura doméstica y la alta fantasía.
a) La fantasía doméstica comienza con una representación realista del mundo; tiene sus raíces en un mundo reconocible como propio del niño. Los niños protagonistas viven en una casa normal, con una configuración familiar concreta. A partir de aquí hay dos formas de introducir la fantasía: o viviéndola con la realidad, o haciendo que los niños entren en un mundo secundario. Ejemplos de esta afirmación son libros como «Mary Poppins» o «Matilda».
b) Por otro lado, el género se denomina de alta fantasía cuando el mundo secundario es el único representado en la obra. La alta fantasía crea un mundo paralelo en el que se sitúa la acción. El mundo secundario de la fantasía se sitúa en un lugar que se podría clasificar de atemporal. No se suele identificar la época en que se desarrolla la acción, por lo que respecto al tiempo lo más característico es la descripción de un tiempo psicológico, un tiempo simbólico de estaciones o la repetición del tiempo o el tiempo mítico de acontecimientos legendarios.
Este truco forma parte del curso de verano «Aprender a escribir literatura fantástica». Toda la información en nuestra web o bien a través del correo formacion@heraediciones.es.