Cada personaje tiene un rol y participa en mayor o menor proporción en la novela. Así, según el tipo de participación, el autor trabajará con una serie de personajes principales, secundarios o figurantes.
Los personajes principales son los que pueden tender el hilo conductor del relato cuando en ellos se concentra la acción.
Los personajes secundarios son complementarios y acompañan al personaje principal.
Los personajes figurantes tienen apariciones esporádicas para destacar o intensificar un momento del relato, para establecer un contraste en la figura del principal o para configurar el marco.
Saber a qué categoría pertenecen le facilita al autor la tarea de composición.
El escritor puede establecer matices entre los personajes secundarios.
Hay personajes imprescindibles, si ellos no estuvieran la novela sería diferente, y tienen una participación constante en el relato; y los hay que cumplen el acompañamiento necesario para que el personaje principal pueda llevar a cabo una acción y hacer avanzar la novela, su participación es específica, esporádica o repetida, pero nunca continua y, en muchos casos, son reemplazables por otros similares a ellos.
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