El uso de acciones y ambientes que provoquen inquietud, y la eliminación de añadidos que estorben al núcleo de la historia, son las claves para conseguirlo.
Asimismo hay que tener en cuenta el inicio y el final del relato. El primero de ellos debe ser contundente y presentar los hilos que se retomarán durante el desarrollo, y que tendrán un remate final.
Dar forma a la trama para crear suspense se puede hacer si se tienen en cuenta algunas estrategias como:
– El lector puede saber tan poco como el personaje.
– El lector puede saber más que el personaje.
– Al lector se le ocultan algunos datos que provocan su curiosidad.
– El personaje simula ser lo que no es.
– El narrador recurre a la idea de que el destino está lleno de casualidades imprevistas que hay que desvelar.
– Los sucesos se acumulan y se busca una vía para desentrañarlos.
– Un suceso puede dar sentido a sucesos anteriores.
– El narrador da pistas falsas.
No es conveniente ofrecerle al lector toda la historia ‘servida’, sino que debe tramarse de tal forma que le permita imaginar ‘cómo resolverán sus avatares los personajes’.
Este truco forma parte del curso «La literatura para niños y jóvenes». Más información en nuestra web o bien a través del mail formacion@heraediciones.es.
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