Todos los componentes del relato fantástico están organizados en función de la interpretación del texto. El proceso de interacción que la lectura pone en marcha se realiza entre el autor implicado y el lector implicado, es decir, entre la imagen del autor que surge del texto mismo, y la imagen que el autor se hace del tipo de lector al que está orientada la historia.
El autor tiene que seducir al lector para hacerle descubrir y sentir el misterioso encanto de lo supra natural y de lo suprarracional a través de un discurso sugestivo en el que queden confundidas las fronteras entre la vida y la muerte, lo animal y lo humano, lo vivido y lo soñado, la realidad y la ficción.
La narración del relato fantástico debe parecer creíble y justificada porque la historia que se cuenta presenta unos hechos extraños e inexplicables desde un punto de vista racional. Un procedimiento que los autores suelen emplear para darle realismo a la historia es presentar el texto como un documento autobiográfico o como un testimonio que aporta el protagonista de los hechos. Otro sistema utilizado es presentar el relato como un testimonio atribuido al protagonista de la obra, que contará al lector la historia que le ha sucedido. Un ejemplo de ello es «Drácula», de Bram Stocker.
Este sencillo truco forma parte del curso «La literatura fantástica: un acercamiento a nuevos mundos». Más información en nuestra web o bien a través del correo formacion@heraediciones.es.