Respecto a la literatura fantástica para niños, éstos constituyen un público muy especial y hay que averiguar qué les gusta y ofrecérselo. Una forma de escribir un relato fantástico destinado a un público infantil consiste en procurar darle al niño lo que desea, sin olvidar que el libro se dirige a un pequeño en concreto, un chico que es diferente de los demás. Nunca hay que olvidar que cada uno de esos niños es distinto y cuenta con gustos diferentes.
Una de las razones para escribir un relato infantil es que este tipo de narración es la que mejor se adecúa a lo que el autor quiere expresar.
Las joyas literarias más codiciadas son los cuentos fantásticos, que narran historias donde los árboles bailan, las piedras cantan o las montañas ríen. Los niños sienten especial predilección por los castillos encantados, los voces misteriosas y las varitas mágicas. Y además el cuento es el género donde todo es posible.
En general, los libros fantásticos para niños presentan lo que se denomina “mundo secundario”, independiente y distinto pero relacionado con el mundo real, donde viven seres mitológicos o de la imaginación que se rigen por otras leyes temporales.
La crítica diferencia habitualmente dos tipos de fantasía en la literatura fantástica para niños: la que se denomina literatura doméstica y la alta fantasía.
a) La fantasía doméstica comienza con una representación realista del mundo; tiene sus raíces en un mundo reconocible como propio del niño.
b) Por otro lado, el género se denomina de alta fantasía cuando el mundo secundario es el único representado en la obra. La alta fantasía crea un mundo paralelo en el que se sitúa la acción.
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