Cada relato fantástico puede desarrollar cinco elementos críticos y que siempre hay que tener en cuenta:
a) Lo que sirve de núcleo a un horror o anormalidad (condición, entidad, etc.).
b) Efectos o desarrollos típicos del horror.
c) El modo de la manifestación de ese horror.
d) El modo de reaccionar ante ese miedo.
e) Los efectos específicos de ese horror en relación con las condiciones dadas.
La literatura fantástica organiza los elementos narrativos de modo que lo más importante no sea el personaje, sino el acontecimiento. Generalmente, el personaje es pasivo y está sujeto a los acontecimientos. El relato comienza en un entorno realista donde se produce un acontecimiento extraño o misterioso, que llama la atención en el entorno en el que ocurre. De este modo se rompe la normalidad e irrumpe lo fantástico. No hay que olvidar alterar lo cotidiano para suscitar en el lector una inquietud que mueva a la reflexión sobre lo real.
Este sencillo truco forma parte del curso «La literatura fantástica: un acercamiento a nuevos mundos». Más información en nuestra web o bien a través del correo formacion@heraediciones.es.
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