Centrándonos ahora en el desarrollo una vez que se ha comenzado la escritura de la novela, y se ha puesto a un personaje o a otro en un conflicto, el lector ya está interesado en la historia, al menos en esas primeras páginas.
Es el momento de que el autor comience a desarrollar la historia, dar forma al conflicto y a los personajes.
A partir de ese momento el escritor tiene que conjugar la tensión con la calma, la acción con la quietud. Y es que dosificando la información se mantendrá el interés del lector, pues querrá seguir leyendo en busca de esa información.
Una vez que el escritor ha encontrado el inicio en que se ha situado al personaje frente a un conflicto, llega el momento de continuarlo, y no puede resolverse en las primeras páginas porque entonces habrá concluido la historia. Hay que continuar, y no puede ser alargando de forma artificial la narración, sino buscando la forma de que ese conflicto se complique y el personaje o personajes tengan que seguir enfrentándose a él.
Además de acercar el conflicto al lector, el escritor tiene que acercarle también los personajes, que el lector los sienta muy cerca, próximos.
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