Es preciso conocer algunas normas sencillas que rigen en las obras de literatura de viajes, independientemente del formato elegido.
En primer lugar cabe destacar que en este tipo de obras predomina la descripción frente a la narración, incluso en aquellos momentos en los que se narran aventuras. Es decir, en los relatos de viajes las aventuras, peligros y penalidades que viven los personajes no son el elemento principal del texto, sino que tan sólo son un componente más de la obra y no tienen más jerarquía que la descripción de la ciudad o lugar donde se produce ese suceso. Si la narración de acciones tiene más protagonismo que la descripción no se trataría de un relato de viajes sino de textos de aventuras ocurridas durante un viaje.
Por esa misma razón, hay que tener en cuenta que estas obras no son crónicas, ya que el objetivo de las crónicas es contar hechos.
En líneas generales, podemos decir que, además del formato, el relato de viajes ofrece enormes posibilidades al escritor debido a su gran libertad también en los posibles tratamientos de estos textos.
Será el escritor el que, según sus preferencias o experiencias personales, podrá decidir el enfoque que le concede a su relato, siempre teniendo en cuenta las características de este tipo de textos y la supeditación de la descripción de lugares y culturas a las acciones propias de los personajes.
Este truco forma parte del curso «Aprender a escribir literatura de viajes». Toda la información en nuestra web.