Desde el punto de vista etimológico, el término ‘fantástico’ se relaciona con el adjetivo latino ‘phantasticus’, que remite al verbo griego ‘phantasein’: “hacer ver de forma aparente”. Así, el phantasma que habitualmente se nombra en los relatos fantásticos es algo que ‘aparece’ ante la visión del sujeto.
En la actualidad, el concepto de lo fantástico se emplea para distinguir diversas realidades. En efecto, puede significar algo considerado maravilloso, increíble, propio del mundo de la fantasía, de la ilusión o de la imaginación. La relación con el mundo de la fantasía también justifica que lo fantástico se pueda entender como el mundo imaginario o visionario que nace de las aspiraciones, las inquietudes, las obsesiones, las supersticiones, los miedos o las angustias del ser humano. De este modo, el relato fantástico explora la reacción inesperada en las creencias y en los miedos reprimidos de la época de la infancia.
La noción de cuento fantástico como género literario específico aparece en Francia en 1890, pero procede de Alemania porque se relaciona con los cuentos de Hoffmann recogidos en «Fantasisetücke in Callot’s Manier».
Según Steinmertz, uno de los estudiosos del género, la definición de lo fantástico aparece por primera vez en el diccionario Littré en 1863; Steinmertz también destaca que cuando en la primera mitad del siglo XIX se comenzó a emplear “lo fantástico” para designar un género literario nuevo, se pretendía dar a entender que en él la imaginación y la ilusión jugaban un papel importante que podía abarcar hasta los fenómenos extraños de la locura.
Así, el relato fantástico se considera como un género literario que se caracteriza por unas normas propias que rigen su estética y su pragmática particular, porque esas reglas implican un pacto especial de lectura que regula el funcionamiento del nivel temático, retórico, narrativo y argumentativo del texto fantástico.
El género del relato fantástico surge en medio del conflicto entre el racionalismo y el romanticismo. De esta forma, la estética del relato fantástico introduce una desconcertante confusión de fronteras entre lo racional y lo irracional, lo natural y lo sobrenatural, lo vivido y lo soñado, el mundo de los muertos y el de los vivos, y pretende hacer creíble aquello que racionalmente resulta increíble o inexplicable-
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