¿Cuáles son las tres pautas de estilo que debes tomar en cuenta a la hora de escribir una novela?
¿Cómo puedes usar el lenguaje para potenciar tu obra y «enamorar» a tus lectores? Eso es lo que vamos a ver a continuación, a lo largo de este artículo.
Cómo cuentes tu narración es lo que va a marcar la diferencia, lo que la convertirá en única, o lo que hará que sea una más, del montón. La diferencia estriba en el modo en que la expliques, la narres, la hagas llegar al lector.
Y es que precisamente la forma de narrar la historia es lo que conocemos como «estilo». Y tu estilo es lo que dará forma a la historia. Así, este concepto tiene que ver con el lenguaje que empleas como autor, y cómo haces que a través de él la historia resulte interesante o aburrida, por ejemplo.
De esta forma, podemos decir que el estilo debe caracterizarse por la claridad y la belleza (ojo, no por la ampulosidad o la grandilocuencia, pero sí por la corrección) a las que pueden contribuir tres sencillas reglas que debes en cuenta si lo que deseas es que tu lector (y el editor) lean del comienzo de tu libro y hasta el final.
Por eso, a continuación te explico qué pasos puedes dar para que forma de escribir tu novela se adapte a lo que tus lectores y editoriales esperan de tu libro.
Tres pautas de estilo a la hora de escribir una novela
¿A qué tres elementos nos referimos cuando hablamos de una novela bien escrita, correcta? A la claridad, el empleo de la variedad en el lenguaje, o la extensión de las oraciones.
Veamos cada uno de ellos.
La claridad hace referencia a saber qué expresión es la más adecuada para evitar las confusiones o la ambigüedad.
Si el autor desea que una obra reúna claridad y belleza, deberá hacer una precisa selección de las palabras, sabiendo en cada caso qué se quiere decir exactamente sin conformarse nunca con el uso de cualquier palabra.
Por otro lado, la variedad al escribir hace referencia a que tú, como autor, debes tener cuidado con el empleo de sinónimos, porque no quieren decir exactamente lo mismo que la palabra de la buscas algún sinónimo. Cada palabra cuenta con sus propios matices, y por esa razón son palabras distintas.
Eso sí, si no quieres repetir la misma palabra varias veces y buscas sinónimos para ello, pero ninguna se adecua con precisión a lo que pretendes, entonces será mejor que optes por la repetición antes que sacrificar la claridad.
¿Y si nos referimos a la extensión de las frases? Este tema es verdaderamente importante, y lo es porque con ello darás un ritmo u otro a un texto, o a una parte concreta del mismo.
Con las frases cortas el ritmo se acelera, y con las largas se detiene, como ya sabes. Por eso lo ideal en un texto es la mezcla de ambas, según el momento de la narración de que se trate y de lo que quieras transmitir en cada caso.
Si en un momento de la obra deseas que tu lector sienta rapidez y dinamismo, emplearás frase cortas. Si por el contrario en otra parte de la narración quieres imprimir un ritmo más sosegado, tendrás que recurrir a oraciones largas.
En cualquier caso, debes saber intercalar frases largas con frases cortas. La armonía reside precisamente en una buena mezcla de frases largas, cortas e intermedias, según lo que la misma historia te vaya «pidiendo». Y es que no es lo mismo que describas una escena de acción, por ejemplo, donde las oraciones han de ser más breves, que des forma a una descripción, donde quizá tenga sentido que emplees frases más contundentes.
La importancia del lenguaje
Si en el epígrafe anterior hablábamos del estilo, este está directamente unido con el lenguaje.
Y es que este te provee de herramientas para definir los múltiples e insospechados eventos que provienen de una palabra, una frase o un sonido, y que se concentran en la reunión de sustantivos, adjetivos y tiempos verbales reunidos por nexos y goznes.
Para modelar tu mundo imaginario, has de encontrar el léxico adecuado. ¿Cómo hacerlo? Sabiendo que el discurso de tu novela está construido sobre la lengua común, pero organizado de un modo diferente. En una obra, las palabras constituyen un sistema autónomo en el que todo es posible si responde a las leyes que instaura este sistema.
Para eso es preciso que elijas las palabras que necesita tu libro, las exactas, y con ellas construir frases que tengan unidad y fuerza.
Considera varios planos que las palabras te ofrecen:
- Un significado estricto general.
- Connotaciones diferentes.
- Un sentido particular según el uso que le des a cada expresión.
- Tienen el poder de sugerir.
- Y, claro, unas palabras se relacionan con otras para crear un todo.
De este modo debes establecer un camino semántico propio, es decir, tienes que reunir palabras que persigan un mismo propósito de sentido, y así organicen tu texto.
Las palabras que te sirven para dar una idea de los hechos son los verbos y los sustantivos.
Estos tienen relación con todas las formas posibles en cuanto a cosas, animales o personas. Los verbos indican las acciones que estos ejecutan, mientras que los adjetivos otorgan propiedades al sustantivo. Los adjetivos, por otro lado, otorgan propiedades al sustantivo.
Ya sabes que los adjetivos son palabras empleadas para explicar cómo son los objetos que se nombran; completan las descripciones, y su función es extender y aclarar el significado del sustantivo o, en general, de la acción alrededor de la cual se encuentra. Puedes emplearlos para rellenar y equilibrar tu texto, y también puedes fijar en la conciencia de tu lector ciertas características, con la intención de convertirlas en determinantes en la historia.
Sin embargo, abusar de los adjetivos es peligroso (ralentiza el ritmo de la narración), como también lo es usar adjetivos tan lógicos que desmerecen la descripción en lugar de particularizarla. Por ejemplo, decir que la nieve es blanca, o que el carbón es negro.
¿Y qué sucede con la acción? Los hechos que se suceden en tu novela se expresan gramaticalmente mediante los verbos, así que controlar el uso de los verbos es una tarea primordial para ti como escritor. Los modos y tiempos de los verbos que uses, han de ser adecuados a tus propósitos, ya que tienen las responsabilidad de situar a tu lector en el momento de la historia. Asimismo pueden marcar el estado de ánimo de los personajes.
¿Tienes dudas sobre el estilo de tu novela?
Si lees habitualmente los artículos de este blog, verás que en muchas ocasiones te he señalado la calidad de la historia como una de las claves para poder publicar en este momento. Eso ya lo sabes, pero, además, este hecho está estrechamente unido al uso de un estilo no solo adecuado al género o condiciones de tu libro, sino también a la historia que has creado.
De nada vale tener una buenísima historia si está mal escrita, o el estilo es farragoso, denso, lento… nada atractivo para lector o editor.
Por eso, te invito a que, si tienes cualquier duda sobre las condiciones del estilo de tu novela, me escribas y pidas un Diagnóstico Gratuito de Valoración de tu Novela.
Así podré decirte, en un primer vistazo a tu libro, si la forma de escribir se adecua a lo que lectores y editoriales esperan de él. Si tu obra tiene cualidades para publicarse o no, si nos referimos al estilo.
¿Qué tienes que hacer para solicitar este diagnóstico? Solo tienes que cumplimentar el formulario que encontrarás en la página de mi Programa de Asesoramiento.
Si considero que puedo ayudarte a potenciar el estilo y el lenguaje de tu obra, te escribiré, veré una muestra de escritura y te diré qué destaco en el texto y qué otros elementos puedes potenciar.
El objetivo es que, al final, no solo tengas una buena historia que contar, sino que esté perfectamente escrita.
Te espero.