Cuando acabé la novela, me entraron muchas dudas sobre lo que había escrito. Desde la vasta extensión de la narración en sí misma, hasta la puntuación, pasando por la ortografía. Por lo que decidí contactar con Hera Ediciones.
«Cuatro ojos ven más que dos», pensé. Necesitaba la opinión de un experto para que valorara lo que había escrito. Y así fue como conocí a Amalia.
Ella me orientó y, con su informe, en el que valoraba los puntos fuertes de la novela, así como los débiles, me ayudó a conocer a fondo el libro.
En este largo recorrido que implica la revisión y corrección del texto, Amalia me ha ayudado a ver con ojos críticos mi
escrito. Dividí la novela en dos partes, según su parecer, y la verdad es que también he aprendido a puntuar, cosa que me resultaba de lo más peliagudo.
Así que le estoy muy agradecida, ya que para un escritor nobel es muy valiosa la ayuda que te pueda brindar un experto.
Asimismo, Amalia me ha animado, con su optimismo y sus buenas vibraciones, a seguir creyendo en mi novela y a luchar por ella. Cosa nada fácil ante la enorme competencia que hay en el mundo editorial. Pero no puede ser de otra manera: uno tiene que creer en su obra y defenderla hasta el final.