Nací en Barcelona el 22 de mayo de 1984.
No puedo escribir un curriculum literario porque no lo tengo, pero sí una bonita relación con los libros.
Crecí y estudié en Barcelona. Una infancia rodeada de libros.
Libros de todo tipo que se amontonaban en las estanterias del salón y en las mesillas de noche de mis padres. Leer era divertido. Páginas a veces desgastadas y amarillentas que te transportaban a lugares increibles a vivir maravillosas aventuras.
En la adolescencia, y antes de que nos invadiera la tecnología, mi padre me
regaló una maquina de escribir. Colocaba un folio blanco y me sentaba en mi escritorio delante de la máquina de escribir.
Era así como empezaban las historias: con una página en blanco.
Estudié informática, una carrera con muchas salidas laborales, como decía mi madre. Escribía poco y normalmente lo hacía ya en ordenador, pero continuaba devorando libros.
La repentina muerte de mi padre fue un golpe muy duro a asumir para toda la familia. Fue entonces cuando empecé a escribir.
Escribir me ayudaba a expresar mis sentimientos, a ordenar mi cabeza y pensamientos.
Recuperé esa hoja en blanco y esas ganas de esciribir una historia.