Tal vez debí comenzar esta página diciendo: Me llamo Ricardo S. González Alfonso, nací en La Habana en 1950, poseo la nacionalidad cubana-española y soy miembro honorario del Pen de Alemania y del Pen de Finlandia. Todo lo cual es cierto, pero muy poco original para mi gusto. De modo que me valdré de otras verdades.
Me inicié en la literatura por obra y desgracia de mi tozudez, escribiendo y rompiendo versos durante mi adolescencia y juventud. Años después rescaté algunas estrofas sobrevivientes —las mejorcitas, aunque ya arrugadas y con ictericia— las reuní con los poemas de mi madurez y los publiqué en España con un título inquietante: Historia Sangrada.
Atrás quedaron mis estudios de dramaturgia y mi carrera de guionista de la televisión; hasta que la guillotina de la censura… Después ingresé en la proscrita agencia Cuba Press, en la cual, entre arrestos y allanamientos, ascendí a subdirector. Fundé la Biblioteca Jorge Mañach y la Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling (Mención Especial del Premio María Moors Cabot de la Universidad de Columbia, de Nueva York) y dirigí la Revista de Cuba, incorporada a la Red Internacional de Reporteros Sin Fronteras, de la cual fui su corresponsal en mi país durante doce años. Esta ONG en 2008 me confirió el Premio Periodista del Año.
Al gobierno le pareció suficiente para acusarme de ser un agente de Estados Unidos (lo habitual) y me condenó a 20 años de prisión en una redada en la cual apresaron a 75 disidentes, y que la prensa internacional calificó de Primavera Negra. Por su parte, Amnistía Internacional nos otorgó la condición de Prisioneros de Conciencia. Como ya advertí, soy muy tozudo, y en la cárcel escribí, clandestinamente, dos libros de poesía: Hombres Sin Rostro (España, Estados Unidos y Francia) y (Con)fines Humanos (España)
Tras siete años, gracias a unos acuerdos entre la Iglesia católica y los gobiernos de Cuba y de España, fuimos desterrados a este último país. La misma noche de arribar a Madrid, The New York Times me solicitó un artículo sobre mis vivencias en prisión. Lo titulé Aprendiendo a nacer. Este diario lo publicó y revendió al Nuevo Herald, y el periódico danés Politikan lo reprodujo y premió. A su vez, el rotativo holandés Trouw publicó ocho artículos sobre el tema, incorporaré a mi libro Emigrar al Patíbulo, y otras crónicas de horror y de humor.
Además de las obras citadas, he publicado la novela juvenil Con los Ojos de Soñar, y participado en las antologías Ojos Abiertos (México), Versi tra la sbarre (Italia), Kassiber: Verbotenes Schreiben (Alemania), Escribe contra la impunidad (Reino Unido, recopilación del PEN Internacional). También se me ha conferido el V y el IX Premio de la Fundación Hispano-cubana y el de Libertad de Expresión otorgado por el Puente Democrático; así como varios reconocimientos de la Asociación Española de Amigos de la Poesía (ASEAPO), de la cual soy miembro.
Por último, y no menos importante, quiero destacar que en la actualidad escribo la saga El último secreto de La Habana, en la cual con el bálsamo de la fantasía y rigor investigativo muestro realidades de la Historia oculta por los unos y por los otros, y firmo esta serie de cinco novelas con el seudónimo R.G. Halfonso, porque mi nombre y apellidos reales abundan más en el mundo que los chinos que habitan en Pekín.