Siempre me ha gustado fabular y contar historias.
En el colegio, con siete u ocho años, comencé a escribirlas. Los concursos de redacción en clase eran para mí, mi único esparcimiento y los solía ganar, casi siempre.
En la revista de los Dominicos de fin de curso solían publicar mis infantiles cuentos, llenos de fantasía, pero siempre basados en personas reales, conocidas por mí.
Después, durante años, me dediqué a la poesía, un método para ligar que me dio excelentes resultados. Un 14 de marzo de 1980 falleció en accidente Félix Rodríguez de la Fuente. Mi madre escuchaba la radio, en concreto la SER desde que se ponía en pie, muy temprano antes de las siete. Aquella triste mañana, Joaquín Prats convocó a los oyentes a mandarle textos o poesías referentes a la muerte de Félix. Mientras desayunaba, y casi entre lagrimas, escribí un poema. Mi madre lo envió y al día siguiente Joaquín Prats lo recitó en antena. Me sonó a música celestial. Yo por aquellos años estudiaba Biológicas en la Complutense y todos éramos fans de Félix.
Después de muchos años de trato cercano con multitud de personajes, en 2020, al comienzo de la pandemia, me surgió empezar mi primera novela “Los años deliciosos”. Fue publicada a finales de junio por la editorial Autografía y presentada en noviembre en la sala Aperitoche en Las Rozas, ante noventa valientes enmascarados. La edición de la novela fue pulcra, escasa y sin ninguna promoción, aun así, se vendieron todas las copias en papel (100) y un número similar en Kindle a través de Amazon, en apenas días. La novela es una sucesión de pequeños relatos sobre personajes insólitos del barrio de las Delicias, en Madrid. Es humor negro aderezado con crímenes.
A principios de verano de 2021, comienzo a escribir “El lamento del lagarto”. Vuelvo a recordar personajes reales y creo una trama de intriga y crímenes. Siempre es mejor escribir desde el recuerdo, sobre todo si los personajes son diferentes a todos.
Ahora, julio de 2022, estoy escribiendo mi tercera novela. Acabo de empezar, pero creo que irá bien, aunque solo llevo cuatro capítulos, tengo muchas historias en la cabeza y muchas ganas de escribirlas.