«Había hecho varios estudios con respecto a la narrativa: diplomado, cursos y talleres, éstos últimos más destinados al género del cuento. Sin embargo, no sabía nada con respecto a editar o publicar. Sé que va a sonar a lugar común hablar de Venezuela y decir “crisis”, pero lamentablemente es así. Desde que volví a Venezuela (a principios de 2014), luego de vivir un año en Madrid donde cursaba un Master en Derecho, poseía mucho material, pero con muy pocas opciones de publicar, más aun siendo novel, por lo que decidí que los cuentos los usaría para participar en concursos (de los que aún no he ganado ninguno), pero con la novela quería algo más formal, más serio, considerando el esfuerzo y tiempo que había invertido, así que me dediqué a revisarla una y otra vez antes de intentar algo. A principio de 2015, había terminado de revisar (por milésima vez) la novela que les envié, y decidí que la mejor opción sería publicarla fuera del país. Así, revisando la página escritores.org, leí sobre los agentes literarios. Me decidí a probar con dos de ellos, ambos en España: uno nunca respondió y el otro lo hizo para decirme que no estaba interesado. Eso me desmotivó bastante, pero a pesar de ello, comencé a navegar por internet y descubrí su página. Debo confesar que leí cada punto unas diez veces antes de decidirme a contactarlos. Me sentía bastante nervioso, porque ya las dos experiencias anteriores me tenían decepcionado y la idea de pagar, independientemente de la cantidad, para obtener un informe de lectura me asustaba (de vuelta al tema de la crisis en Venezuela, es vergonzoso decirles que 100 euros equivalen a 10 (sí, diez salarios mínimos acá), por lo que la idea de invertirlos para que un grupo de profesionales, contactados por internet, revisaran mi trabajo, me preocupaba. Tras recibir el trabajo, me siento menos nervioso y sobretodo ansioso. Las críticas que recibí en el informe me dieron bastantes ánimos, en especial por la incertidumbre que tenía de si lo que había escrito valía o no la pena. En lo personal, escribo porque me gusta, porque es mi pasión, pero dentro de todo, también quiero que mi obra sea leída y entendida. Es por ello que cuando leí en el informe que los lectores habían captado plenamente lo que había intentado hacer con la novela, no sólo me sentí satisfecho, sino también conmovido. Me siento con muchos ánimos y ganas de seguir trabajando. En la actualidad estaba escribiendo la segunda parte de la novela que les envié, la cual es el final de la “saga”, pero creo que voy a suspender su desarrollo un lapso corto mientras me dedico a trabajar en las correcciones y observaciones que tuvieron a bien hacerme con respecto a la primera novela.»Roberto Lara (Venezuela), autor de «Las Vírgenes malditas»