
Me llamo Olvido. Nací en el 99, en Barcelona. Soy profesora de idiomas, arte y robótica en varios centros educativos. Estudio Psicología y Arteterapia en la universidad, aunque también estudié con la escuela Cursiva de Penguin Random House, cursando el itinerario completo de edición literaria.
Ahora tengo 22 años, pero ya desde los doce me preguntaba por qué los niños éramos tan infelices. ¿Por qué actuábamos como si nos odiásemos? Ganaba concursos de escritura en el instituto. Dibujaba mis personajes en secreto. Tenía sueños en los que me publicarían de verdad, una novela que era un popurrí preadolescente de lo más dantesco bajo el brazo, con mucha ilusión, y llegué a conocer a mi autor preferido a
los catorce. Pero me faltaba algo… Creo que era la confianza en que yo podría ayudar a cambiar las cosas, que no tenía que cambiar. Que a partir de mi arte podía ayudar a los demás y curarme a mí.
A los diecisiete empecé a colaborar con un proyecto de lectura infantil y abrí un canal de Youtube y un blog con la esperanza de resolver algunas dudas que tenían personas de todo el mundo sobre la salud mental. De ahí surgió la inspiración para mi primera novela en la vida adulta: Pintar con colores secos. También nacieron de ellos oportunidades de conocer a artistas asombrosos, de los que he aprendido y aprenderé todavía mucho.
Un tiempo marché a Italia a trabajar, porque creo que si aprendes otros idiomas, tu lengua materna te lo agradece, y es al fin y al cabo la materia prima de la escritura creativa. Os lo advierto: es adictivo. También tuve mis propios encontronazos con la depresión. Pensé que no saldría adelante. No fue bonito, pero no me avergonzaré nunca de ello porque lo que no se elige no puede engendrar culpa. Ahora sé que hay alternativas para estar mejor. Ocasionalmente dirijo campañas con mis personajes originales para recaudar fondos para causas solidarias, usando mi arte digital o mi habilidad docente como reclamo.
He colaborado en producciones de estudiantes de la ESCAC, entre otras tareas, revisando guiones, he hecho traducciones para asociaciones de salud mental y sobre todo, he trabajado codo con codo con mis niños y adolescentes, a los que intento abrir las puertas del arte. Me gustaría que las nuevas generaciones llevaran una vida donde las palabras y las imágenes fueran curativas en vez de destructoras.