El cisne mete la cabeza debajo del agua para ver si hay ladrones». Esta es una de las cientos de greguerías, ese dardo poético y satírico que creó Ramón Gómez de la Serna, el impulsor de la modernidad y las vanguardias que murió en enero de 1963, en Buenos Aires.
La fecha exacta de su muerte ronda la frontera entre el 12 y el 13 de enero, ya que falleció de madrugada tras una larga agonía, en compañía de su mujer, su inseparable Luisa Sofovich.
Después, sus restos mortales llegaron a Madrid el 23 de enero del mismo año y fue enterrado en el pabellón de hombres ilustres de la Sacramental de San Justo, donde también descansan los restos de Marino José de Larra, José Espronceda o Manuel Bretón de los Herros.
El inventor de las greguerías, simplemente «Ramón», como se le conocía en España y fuera de ella en los años veinte y treinta del siglo XX, nació en Madrid el 3 de julio de 1888 en una familia acomodada y culta.
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