Largos silencios interrumpidos por poemas intermitentes donde lo clásico, tradicional y cotidiano se impregna de modernidad. A vuelo de pájaro, es así la poesía de María Victoria Atencia (Málaga, 1931), poetisa de la Generación de los 50, a quien ahora envuelve el ruido al haber sido distinguida con el XXIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, convocado por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca.
La nube gris que tenía ayer sobre su cabeza, y la traía «un poco caidilla», fue espantada por esta noticia que le dio José Rodríguez-Spiteri, presidente de Patrimonio Nacional y miembro del jurado. Era como la una y cuarto de la tarde. Ella estaba en su casa malagueña, y ni se percató de que se convertía en la primera española y la cuarta mujer en obtener este galardón en sus 23 ediciones, tras la cubana Fina García Marruz (2011), la peruana Blanca Varela (2007) y la portuguesa Sophia de Mello (2003).
Con voz nerviosa, y «aún aturdida por la noticia», María Victoria Atencia no puede ocultar su entusiasmo. Y calla al escuchar que su nombre ya está junto al de grandes poetas que han obtenido este premio, como Claudio Rodríguez, Gonzalo Rojas, Álvaro Mutis, José Angel Valente, José Hierro, Antonio Gamoneda, José Manuel Caballero Bonald, y las tres mujeres que la han precedido. Tras el breve silencio, unas palabras fugaces y claras como sus versos: «Yo no me veo así, no soy como ellos, como uno de esos grandes poetas».
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