Los tiempos en el sector editorial tampoco están para experimentos. Y si resulta que en España quienes más leen son las mujeres (un 64%, diez puntos más que los hombres) y mayormente entre los 25 y los 54 años, no ha de sorprender el predominio de la mirada femenina ni el costumbrismo moderno que definen las obras que ayer en Barcelona se alzaron con la 62ª edición del premio Planeta, novelas de un potenteticket formado por mujeres (tercera vez en este premio, tras las ediciones de 1999 y 2001): la exitosa escritora Clara Sánchez como ganadora y la cineasta y exministra de Cultura Ángeles González-Sinde como espectacular finalista en su debut en la narrativa de adultos.
En una atmósfera pespunteada por el azul corporativo, la gala de entrega anoche volvió a mostrar el poder de convocatoria del premio. Bajo tres gigantescas pantallas y un moderno escenario, unas 1.300 personas se reunieron en el Palacio de Congresos de Barcelona.
«Stendhal decía que somos detalles», suele decir Sánchez (Guadalajara, 1955), que ha cargado siempre sus personajes de alta densidad psicológica y que en El cielo ha vuelto, la obra con la que ha obtenido los 601.000 euros del galardón, sigue indagando bajo esa premisa, aquí a partir de una modelo de pasarela de éxito que durante un viaje en avión es alertada por una vidente de que alguien desea matarla. Saberlo hará que se replantee toda su vida y vuelva a mirarlo todo con otros ojos, en un paradójico crecimiento personal.
La idea le surgió cuando, hojeando una revista de moda en una peluquería, le «pareció ver en la típica imagen de una modelo lánguida una mirada de espanto». Y ahí arrancó la historia de una joven que «lo tiene todo, pero en la que se instala la duda y la desconfianza”. Una desconfianza, dice Sánchez, «que se ha generalizado en toda la sociedad, por lo que quería indagar si ella nos lleva a la crueldad o la lucidez».
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