Si ha caminado usted alguna vez por una Feria del Libro, habrá escuchado el sonido. Hay que prestar atención para distinguirlo, entre el griterío y las peticiones de fotos, pero está ahí, sordo, inconfundible. Es el rechinar de dientes del escritor «de verdad» al que le ha tocado firmar junto a un famoso con libro.
Dura unas dos horas, el tiempo en el que el famoso agota la pila de sus libros y la batería de los móviles de las asistentes, selfie tras selfie hasta la indigestión final de su compañero de caseta, que llora por dentro intentando componer una sonrisa, mientras se apoya en sus ejemplares, intactos, ignotos. «Si tienes la mala suerte de que te caiga uno de estos advenedizos al lado, ya puedes dar la mañana de firmas por acabada.
La cola de fans chillonas impide que se te vea y los que te vean preferirán no acercarse. Solo hay algo a lo que el lector de verdad le tiene más tirria que a un famoso con libro, y es a los compradores de ese libro, que no son lectores de verdad», apunta un conocido autor español, habitual en la lista de los más vendidos.
Este periodista llama a varios autores y editores y les comenta el propósito del reportaje. Pocos quieren dar su nombre, y los que lo hacen ponen inmediatamente el insincero filtro de las relaciones públicas. Pero la verdad está en las conversaciones que los curtidos escritores de raza tienen en la parte de atrás de las casetas de las ferias, en las cervezas que se toman tras las presentaciones o en los mensajes directos de Facebook y Twitter. Hay miradas envidiosas, en una miríada de tonos de verde, y comentarios ácidos y punzantes, chorreantes de veneno. ¿Quiénes son estos tipos? ¿Qué se han creído? ¿Qué méritos tienen?
La primera verdad que pocos en el negocio reconocen es que, a pesar de todo, los famosos no hacen tanta caja. El 90% de sus ventas se producen en los eventos a los que ellos acuden. «No dejan de ser selfies a 20 euros y con un 4% de IVA»
Hay también autocrítica en el sector: «A veces los editores nos volvemos locos y creemos que la audiencia del famoso se equiparará a las ventas del libro, pero o hay un libro de verdad detrás o eso no se sostiene», apunta Ángeles Aguilera, de Planeta.
La pregunta que más duele a los editores consultados es si estos libros son realmente necesarios. De puertas para adentro no se atreven a usar la manida excusa de «así acercamos gente a los libros», que no se creen ni ellos. «Cuando abordamos un libro de famoso en un comité de edición, lo único que miramos es si las cifras cuadran. Se le pone un número y se calcula si compensa imprimirlo. ¿Viviría el mundo editorial sin estos libros? Seguramente sí, pues salvo raras excepciones no son importantes a nivel facturación», apunta otro editor. Le pregunto si entonces los publican por vaguería o falta de imaginación del editor, y guarda un educado y elocuente silencio.
Lee el reportaje completo en el enlace http://www.abc.es/cultura/libros/20150518/abci-famosos-libro-201505171629.html