Soy químico farmacéutica porque me encanta la ciencia.
Me gusta investigar temas científicos y llevarlos al papel de manera fácil y entretenida.
Así fue como en 1992 y en 1995 obtuve el primer lugar en el concurso de ensayos “Historia de la Farmacia” organizado por la Academia de Ciencias Farmacéuticas de Chile. Este concurso me permitió conocer el apasionante mundo de la historia de la ciencia, especialmente la relación de amor y odio entre esta y la religión.
Motivada por ello decidí cursar un magíster en Historia. “Hildegarda de Bingen fue la primera mujer que escribió sobre sexualidad y ginecología y la primera en escribir obras teológicas”, me explicó la directora de mi proyecto de tesis. Atraída por esta unión entre ciencia y religión, revisé muchos libros, artículos y documentos sobre la vida y sobre la obra científica de la abadesa de Bingen, hasta que finalmente un día, en el mes de agosto de 2005, enfrenté a la comisión examinadora. Era una comisión escéptica a la que había que cautivar, pues hablar de una monja benedictina del siglo XII no era muy seductor. Pero Hildegarda cumplió con creces: toda la comisión cayó presa de su seducción, pues Hildegarda de Bingen seduce. Así, una vez terminada la exposición, la comisión me sugirió afinar y publicar la tesis.
Confieso que no lo hice. Afanada por desempeñarme en el campo del periodismo científico, en ese momento trabajaba como colaboradora en el diario El Mercurio de Santiago de Chile, me sentí más atraída por cursar un magíster en Dirección y Edición Periodística. Luego, el trabajo y la dedicación a mis hijos me alejaron totalmente de esta propuesta. Pero como todos sabemos, Dios escribe con reglones torcidos, y yo me vi, de un día para otro, viviendo junto a mi marido y a la menor de nuestros hijos en Ciudad de México.
Lejos del resto de mi familia, de mi país y de mi trabajo, recordé la propuesta de la comisión y decidí afinar la tesis de Hildegarda. Recurrí entonces a la ayuda de Mónica Lavín, prolífica escritora mexicana. Pero ella es novelista, por lo tanto, y con su gran ayuda, la tesis se transformó en una novela sobre la apasionante vida de la abadesa de Bingen, considerada la primera médico europea. Después de dos años de intenso trabajo la novela quedó terminada. Si bien no es un documento histórico, sí puedo asegurar que está escrita basándome en la documentación que tuve en mis manos.
Por eso, aunque algunos episodios parezcan increíbles les puedo asegurar que son ciertos, solo que están relatados con una respetable imaginación. Imaginación que guardo para escribir otras obras pues como dije en un principio la ciencia me encanta y divulgarla es mi pasión.