En el año 76, la madre naturaleza decidió fastidiarle las Fallas de Valencia a mi madre, y así, el día 14 de marzo·, justo antes del inicio oficial de las fiestas, nacía.
Crecí disfrutando de los grandes cásicos de cine y de las super producciones de Hollywood. Eso produjo en mi mente la admiración por los espectáculos épicos. Más adelante, en un cierto momento de mi niñez, en el colegio nos mandaron hacer un trabajo para presentar en público, la primera vez que iba a hablar delante de cuarenta personas. No tenía ni idea qué tema tratar y en casa solo había libros de historia, la gran afición de mi padre. Hubo un título que me llamó la atención: Alejandro el Grande, ¿a qué se referiría con el “Grande”? Ese fue mi primer contacto con la historia, lo que hoy se ha convertido en una de mis tres grandes aficiones, junto al baloncesto y AC/DC.
Por cierto, la presentación fue un fracaso y mis compañeros se aburrieron como nunca. Así que el profesor me dijo que repitiera el trabajo. Hice uno sobre vacas lecheras, y fue un éxito.
Ya en la adolescencia, me fijé en una colección de libros de mi madre. Vi que había un nombre que se repetía varias veces: Agatha Christie. Así que me lancé a leer Muerte en el Nilo, pensando que tal vez tuviese algo que ver con una historia de faraones. Nada que ver, pero…¡qué descubrimiento! La novela negra y policíaca. A partir de ahí vinieron Raymond Chandler, Ian Fleming, Dashiell Hammet, Conan Doyle, Andrea Camilleri, y tantos otros.
Todos estos contactos con el cine y la literatura calaron en mí, y poco a poco fue apareciendo en mi mente historias, personajes, escenarios. Eran como películas, con sus bandas sonoras incluidas, pero que solo podía disfrutar yo.
Y un día algo pasó: una pesadilla, tan intensa que la recordaba perfectamente. Y la necesidad de plasmarla en el papel, y así empezó a crecer entorno a ella una escena, un capítulo, una trama, una historia, mi primera novela. Una historia épica, como aquellas películas que veía en mi niñez y que todavía disfruto. Y después un segundo libro, pero esta vez policíaco, y, ¿por qué no? Ya que iba a disfrutar con ello, ¿qué tal si ambientarlo en una de mis pasiones? El baloncesto.
Con mis novelas no pretendo resolver los grandes enigmas de la humanidad. El primer objetivo es simplemente hacer pasar un buen rato, sacar a los lectores de sus rutinas diarias y abstraerlos hacia lugares lejanos, con historias que les mantengan enganchados.
Luego, claro que pueden reflexionar sobre los temas clásicos: el bien contra el mal, la amistad, la lealtad, la traición, la ambición, etc… Todo esto también lo encontrarán en mis libros. Pero, sobre todo, diversión.
Así que es hora de coger vuestra siguiente novela y disfrutar.