Para mí, escribir es como respirar, una necesidad primaria. Un instinto que me guía incluso en los peores momentos de mi vida. Mis padres me enseñaron a amar la cultura, yo apredí a convertirla en parte de mí.
Ávido lector desde niño, devoraba libros que luego hacían volar mi imaginación. Alimentado por la gran colección de ellos que siempre estuvo disponible en mi casa. Desde clásicos del Siglo de Oro a autores más contemporáneos e incluso literatura inglesa. Por no mencionar que mi tierra natal, Ribadavia, tiene un festival de teatro al que asistía desde niño y forma parte de mi crecimiento.
Ya de adulto, me dediqué a perfeccionar esos institos pero desde una perspectiva distinta. Mis estudios en producción audiovisual me llevaron a conocer el mundo del cine la tele y la radio desde dentro.
Aprendí a crear guiones y analizar los de otros, así como el mundo del espectáculo se convirtió en mi día a día, participando también en festivales de música y cine que acrecentaron mi pasión por la expresión artística.
Y aunque derivé en acercarme al mundo del 3D, nunca se apartó de mí un pensamiento, un día la escritura se convertiría en mi compañera inseparable y nunca la abandonaría. Por eso me lancé al mar novelesco y también en ocasiones chapurreo en las orillas de la poesía, con el fin de que aquellos que se adentren en mi mundo puedan disfrutar, como yo lo hice siendo niño, de historias que nos llenen el corazón y hagan crecer nuestro pensamiento.