Decía Foster Wallace que el escritor puede ser la persona más inteligente del mundo cuando tiene toda la tarde para escribir una frase, en la soledad de su cuarto y con sus notas por delante. No sé si me siento más inteligente cuando escribo, lo que sí sé es que escribiendo, el mundo (ese algo de ahí afuera tan difícil de definir que ni lo intento) parece tener un poco más de sentido.
¿Y por qué estudié náutica y no literatura, filología o periodismo, como tantos otros? Porque pensé que navegando encontraría las experiencias que luego me ayudarían a escribir, como Conrad, como Melville.
A lo largo de mi vida he tenido muchos trabajos, desde camarero hasta capitán de un oceanográfico, pasando por wedding planner y empresario. Hoy por hoy sigo sin saber lo que haré mañana. Eso sí, la literatura ha sido una constante.
Mi currículum literario es simple: Participé en un taller literario con Lara Moreno y quedé finalista en la quinta edición del concurso Alberto Fernández Ballesteros con mi relato La muy corriente historia del hombre invisible. Esos son mi méritos. Poco más. Eso y haber escrito siete libros mientras navegaba y montaba una empresa junto con mi mujer.
Ahora me he propuesto publicar. Que se lean mis historias mis amigos y familiares está bien, pero no sé por qué de un tiempo a esta parte el cuerpo me pide más.
Decía Foster Wallace que el escritor puede ser la persona más inteligente del mundo cuando tiene toda la tarde para escribir una frase, en la soledad de su cuarto y con sus notas por delante. No sé si me siento más inteligente cuando escribo, lo que sí sé es que escribiendo, el mundo (ese algo de ahí afuera tan difícil de definir que ni lo intento) parece tener un poco más de sentido.
¿Y por qué estudié náutica y no literatura, filología o periodismo, como tantos otros? Porque pensé que navegando encontraría las experiencias que luego me ayudarían a escribir, como Conrad, como Melville.
A lo largo de mi vida he tenido muchos trabajos, desde camarero hasta capitán de un oceanográfico pasando por wedding planner y empresario. Hoy por hoy sigo sin saber lo que haré mañana. Eso sí, la literatura ha sido una constante.
Mi currículum literario es simple: Participé en un taller literario con Lara Moreno y quedé finalista en la quinta edición del concurso Alberto Fernández Ballesteros con mi relato La muy corriente historia del hombre invisible. Esos son mi méritos. Poco más. Eso y haber escrito siete libros mientras navegaba y montaba una empresa junto con mi mujer.
Ahora me he propuesto publicar. Que se lean mis historias mis amigos y familiares está bien, pero no sé por qué de un tiempo a esta parte el cuerpo me pide más.