A Jenaro Tejada (San Sebastián, 1965) le conocen en su casa a la hora de comer, o poco más.
De hecho, incluso su venida al mundo está rodeada de misterio: por algún inexplicable error registral, no consta la fecha exacta.
Lo que sí se sabe es que los ocho apellidos de sus abuelos no eran vascos,
sino de Albacete, Cáceres, Soria y Zaragoza. Y que a finales de ese año citado su familia se asienta en León.
También que, tal vez debido a un carácter huraño, tímido o introvertido, a lo largo de esas cinco décadas y media pocas pistas ha dejado que contribuyan a despejar la incógnita. Y no porque no haya producido obras de
cierta trascendencia. Comunicador de profesión en los ámbitos de la salud, la cultura, la publicidad, etc., ha escrito y publicado en medios impresos y digitales un sinnúmero de artículos, informes, relatos, poemas, y hasta
una novela por entregas titulada «Tratado práctico de la miseria» que quedó inconclusa por el cierre de la revista que la publicaba.
Además, es artista plástico, y ha expuesto obra pictórica en diversas muestras colectivas e individuales. Pero todo eso lo ha hecho oculto bajo el manto de otros nombres. Es más: se muestra tan celoso de su intimidad y anonimato que
siempre se ha negado a aparecer en público. Hasta ahora.
En estos tiempos en que la pandemia coronavírica nos convierte a todos en enmascarados, se ha decidido a dar el paso. «Pirañas en el bidé» es la primera obra que firma con su nombre y apellido: una novela sobre luchas,
tropiezos y esperanzas que, como su autor, promete esconder en su interior mucho más de lo que aparenta.