Mi nombre es Gabriela Rosell, soy una mujer del Sur. A los seis años comencé a escribir mis primeros cuentos entre palabras y dibujos.
Difícil quedarme quieta, era la niña imposible del aula. Una manera interesante de lograr estar tranquila era escribir mis cuadernos, mi pupitre, la suela de mi zapato y los papeles sueltos que encontraba.
Con el paso de los años, ya adolescente, un preceptor del colegio secundario se interesó por mis escritos, ayudandome a organizarlos, corrigiéndolos y haciendo de este amor una manera de expresarme y echar a volar mis pensamientos.
Pasados los 20 años, mi padre queda postrado en una cama y es ahí cuando comienzo a preguntarme, ¿qué sucede en su cabeza? Comienzo a escribir mi novela «La niña oculta». La he concluido casi 30 años después, mis personajes ya no se parecen a aquellos que le dieron razón de ser.
Quizás mi próximo desafío, podría ser volver a jugar con los cuentos que escribí en mi niñez. Quizás…