Nacido en Fernan Núñez, Córdoba, en 1927, sufrió, en su niñez y adolescencia, la guerra civil española y los primeros años de la posguerra. Entre sus aficiones de niño pueden situarse los libros y las ansias de saber por el sistema que tenía a su alcance en esos años: autodidacta, mientras trabajaba en las faenas agrícolas a las que podía acceder, teniendo en cuenta su corta edad.
De mayor tuvo acceso a una profesión funcionarial en Correos, la cual ejerció como administrador de una estafeta en distintas poblaciones de Cataluña: Igualada y Torelló, en la provincia de Barcelona, y Cambrils en la de Tarragona. Posteriormente ejerció 12 años de Jefe de Operaciones de una oficina bancaria de Caja Postal en Reus, hasta su jubilación. Para el acceso a la carrera funcionarial con el cargo de ejecutivo fue necesario superar una oposición con un nivel académico equivalente al entonces Bachillerato Superior.
A partir de esa situación laboral, comenzó a concebir la novela El Crimen del Torreón, como consecuencia de sus vivencias en el medio rural (un cortijo andaluz), donde trabajó de niño. Desde entonces, de una manera u otra no ha dejado de escribir, si bien ésta y otra segunda novela estaban escritas en su memoria desde hacía cuarenta años. De ahí la similitud entre los personajes de las obras con los reales en el tiempo que ocurrieron los acontecimientos.
Esta obra ha sido escrita en paralelo con una segunda denominada El Vado del Río y ésta, a su vez, se ha terminado casi a la par de la tercera, titulada Reencuentro en Villa Asunción. Una cuarta y quinta, denominadas La Chica de la Carretera y El Suplente, están también terminadas y en proceso de registro.
El autor hace alusión a este despliegue creador como experiencias vividas las cuales estaban ahí, como quien dice, esperando que en los años posteriores a su jubilación, él las sacara de su letargo y las pusiera en movimiento. En cuanto a publicaciones, el autor cita una revista semanal “Revista Torelló” en la que colaboró varios años como director de la misma, mientras ejercía su profesión en aquella ciudad. También ha escrito algunos cuentos para sus nietos y algún que otro intento de poesía en la vida familiar.