
Nací en Madrid en 1958. Soy bióloga de formación y he sido docente de profesión. He residido en varias ciudades españolas. Desde hace tres décadas vivo en Zaragoza.
Fuera del ámbito literario, he publicado varios libros de texto de la asignatura de Ciencias de la Naturaleza (Editorial Mc Graw-Hill).
Es obvio decir que me gusta leer, ¿a quién no? Los libros son y han sido mi escuela en este oficio. Tengo otras aficiones como cantar, charlar con los amigos, disfrutar de la naturaleza y viajar.
Hace solo cinco años que descubrí que puedo escribir y que disfruto haciéndolo. En este tiempo he acabado dos novelas, estoy terminando una tercera y en el cajón me esperan otras historias que contar.
La primera —Las vidas de Mariana—, quedó finalista en el Premio de Novela Azorín 2023. Era mi estreno en un concurso literario.
¿Las razones por las que escribo? Disfruto metiéndome en la piel de los personajes, decidiendo sus destinos, gozando y sufriendo con ellos. La primera vez que lo hice fue para mi padre en sus últimos días, cuando él ya no podía leer por sí mismo. No pudo conocer el final de la historia que inventaba para él.
Aunque me gustaría creer que escribo para mí, también lo hago para los demás, porque una historia no está terminada hasta que hay alguien que la lee y la hace suya. Y lo hago pesar del pudor que me produce exponerme, porque escribir es lo más parecido a mostrarse desde dentro, aunque no haya nada autobiográfico en las páginas.