La dinámica narrativa del texto fantástico se constituye en torno a la tensión, la fascinación o la inquietud que genera en el ánimo del protagonista un fenómeno o acontecimiento misterioso que choca contra el orden natural.
La aparición de este fenómeno motivará en el personaje una reacción de tipo emotivo y cognitivo para acceder a una determinada explicación que ilumine el sentido de su aparición y de su enigmática identidad.
La estructura del relato fantástico se basa en un esquema donde se describe una evolución de la intriga y de la acción de los personajes. El esquema se basa en:
1- La fase de la situación inicial o de la orientación. En este momento de la historia el narrador tratará de responder a una serie de preguntas implícitas, quién, dónde, cuándo, qué… con el fin de mantener y suscitar la atención de lector.
2- La fase de complicación. El orden de las cosas en la situación inicial se verá perturbado porque va a aparecer un factor de desequilibrio, un conflicto, una privación o una alteración que desencadenará la búsqueda de la armonía.
3- Fase de la dinámica de la acción y/ o de la evaluación. Está integrada por el conjunto de peripecias que conducen al protagonista a la búsqueda de una solución para el conflicto, el enigma o la perturbación que la complicación ha generado.
4- La fase de la resolución. Cierra la fase de la dinámica de la acción y ofrece un resultado positivo o negativo de la búsqueda emprendida por el personaje principal. La tensión dramática alcanza aquí su punto culminante para entrar después en una fase de distensión.
5- La fase de la situación final. El protagonista encuentra las consecuencias del éxito o del fracaso de su programa narrativo. El autor le otorga un significado a través de una conclusión o moraleja.
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