Una de las primeras recomendaciones para el autor es la lectura de abundante poesía. Y es que la lectura es una forma insustituible de estimular la propia escritura.
Es recomendable que el autor comience leyendo poesía contemporánea para encontrar una melodía, captar los ritmos y modelos que apuntalarán la escritura propia.
En esta fase no importa la belleza del poema, sino que lo importante es que las palabras fluyan.
Es recomendable también que el autor dedique una hora de su trabajo a tomar notas ya que pueden ser un valioso material para su poema.
Por eso es aconsejable que el poeta siempre vaya acompañado de un pequeño cuadernito. Debe apuntar palabras o frases que le atraigan, copiar observaciones, apuntar cualquier símil o metáfora que se le ocurra.
La originalidad es el objetivo de cada poeta, y una forma de ser creativo en poesía es imaginar un asunto que anteriormente no se había pensado y explorarlo empleando un vocabulario propio.
Sólo cuando el poeta haya agotado sus ideas novedosas, puede recurrir a los tópicos, abundantes en muchos temas, e intentar transformarlos, convertirlos en una forma nueva.
En una segunda etapa, el autor ha de leer poesía de otras épocas. Debe concentrarse, por ejemplo, en los sonetos de Quevedo, de Góngora, o en las creaciones de la Generación del 27.
Debe dejar que la riqueza del lenguaje le atrape. Cuanto más profunda sea su comprensión de poemas del pasado, más posibilidades tendrá de crear poemas de hoy con temas actuales.
Y más adelante, en lo que se considera una tercera etapa, el poeta puede explorar una dimensión distinta introduciéndose en la escritura de un autor extranjero. Otra fuente de donde puede tomar ideas son las noticias. En este caso es recomendable que el autor verifique cualquier detalle que piense citar, ya que cuando se incorporan datos reales, la inexactitud provoca incertidumbre en el lector.
Este recomendación forma parte de nuestro Taller de Poesía. ¿Quieres más información? Escríbemos a formacion@heraediciones.es, estamos a tu disposición.