Mi primer contacto con la narrativa creativa surge con el nacimiento de mis hijos.
Fueron relatos breves y cuentos inspirados por ellos.
Sin embargo, el deseo de contar una historia fuera de mi ámbito más cercano surge años más tarde.
Mi experiencia durante el establecimiento de varias empresas en Nigeria fue la razón fundamental por la que decidí componer esta trilogía.
Windita y La Institución, son los títulos de las dos primeras partes ya finalizadas. La tercera y última espero iniciarla en breve.
Una novela de ficción cuenta con los requisitos necesarios para ser un medio donde ligar hechos vividos con una documentación histórica muy diversa.
En particular, un thriller sobre crímenes de cuello blanco puede ser el cauce apropiado para mantener la tensión sobre reflexiones en ámbitos tan dispares y complejos como la alimentación, la economía, o la lengua.
En mil doscientas paginas faltaría espacio para desarrollar debidamente esta historia a tenor de la documentación que he recopilado en los últimos veinticinco años. Pero son suficientes para esbozar un perfil que delimita una realidad que contradice a las heurísticas más establecidas.