Se denominan caracteres estructurales a aquellos elementos morfosintácticos que caracterizan a la autobiografía. Son los signos distintivos y fundamentales de una creación autobiográfica porque dotan de unidad a la obra y la diferencian de las producciones no autobiográficas, dando pie así a su estructura.
Los rasgos estructurales que caracterizan a un texto autobiográfico son dos:
1- la condición de suceso pasado que adquiere el objeto de la narración.
2- la credibilidad o veracidad de los hechos narrados, un rasgo que ha propiciado la teoría del ‘pacto autobiográfico’.
Estos dos rasgos inciden en el carácter dinámico que caracteriza a la autobiografía, por la dialéctica que se propicia entre los momentos del pasado que se narran y el presente desde el que se reviven. Se narra lo que sucedió, y lo que se recuerda tiende a ser reproducido vivencialmente. Al mismo tiempo, el autor tiende un puente con el ‘yo’ que fue en el pasado y con el ‘yo’ real e implícito que es todo lector de su obra, a quien pretenderá conmover y hacer partícipe de sus propias convicciones y experiencias.
Para dar forma al relato autobiográfico, hay que tener en cuenta diferentes condicionantes como son la retrospección del propio autor, la memoria, el contrato autobiográfico y el lector de la obra.
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