Antes de comenzar con el Programa de Amalia, había un mundo de incertidumbres ante mi camino.
Me explico mejor: por un lado, no había conseguido la mirada profesional de un experto que me dijera que servía y qué no. Porque información gratuita en la gran Red hay a montones, pero… ¿quién te habla del momento actual, de lo que buscan las editoriales, de las nuevas tendencias? Sólo un profesional…
Amalia ha leído mi manuscrito con una lupa, marcando mis errores y a veces, mis… horrores. Tengo que recalcar también que lo ha hecho con respeto; si alguien ha recortado el texto, he sido yo. Porque un texto, en mi caso, una novela, siempre será un borrador y no está escrita en piedra… Todos los enamorados de la literatura soñamos con publicar y debemos dejar de lado los mitos del escritor que no retoca sus textos, que prefiere peregrinar por todas las editoriales habidas y por haber con su novela bajo el brazo buscando convertirse en leyenda. Alguien dijo una vez: Escribir es reescribir… siempre. Y qué mejor si reescribimos sin errores.
Y ahora, que el momento de publicar se acerca, me siento más seguro, pero sobre todo más cerca del escritor profesional que alguna vez aspiré a ser. Tengo un texto pulido, revisado y leído por alguien que se toma en serio su trabajo.