La novela abre al autor una serie de interrogantes: qué tema, qué momentos engloba la historia (argumento), y cómo se articulan los momentos más o menos relevantes, pero igualmente necesarios (trama).
¿Qué se narra en el tema? Éste es la materia prima de la novela. Con frecuencia se impone al novelista sin que éste llegue a saber por qué ha decidido escribir 200 páginas, por ejemplo, sobre el tema en cuestión.
Si de entrada el autor cuenta con un tema, puede recoger información sobre el mismo, formular encuestas, establecer listas de palabras o buscar nuevas ideas.
¿Y respecto a los motivos temáticos? No hay que olvidar que el tema está constituido por una serie de motivos temáticos que se unifican en torno al eje temático. Los motivos temáticos son las situaciones básicas de la narración.
¿Qué momentos engloba la historia? Con los datos reunidos en la fase inicial, se perfila el argumento. Éste sintetiza los momentos principales que constituyen la historia y corresponden a los nudos básicos de la novela.
A partir de un argumento dado, se agrega la cantidad de hilos que el autor desee, en todos los sentidos posibles y según lo que quiera transmitir con el argumento elegido. Cuando son los personajes quienes le proveen del hilo conductor de la novela, no necesita controlar el argumento hasta el final, controla la coherencia de la trama y la unidad de la novela.
¿Cómo se articula? El autor construye una estructura en la que todos los elementos deben estar muy bien articulados y cumplir una función. La estructura no es más que la cadena de acontecimientos según la cual un suceso da lugar a otro.
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