Hoy, amigos, casi vamos a hablar de una película de miedo. O, al menos, sí de misterio. Y podríamos denominarla «El extraño caso de la desaparición de las editoriales».
Sí, es cierto, suena casi peliculero, pero tiene una explicación y porqué que, desde mi humilde punto de vista, intentaré desentrañar en unas pocas líneas.
El caso, amigos, es que no sé sabe qué ente, ser o llamémosle del modo que queramos, está haciendo desaparecer editoriales sin que éstas dejen rastro.
¿Será la tan afamada crisis? ¿Será una mala gestión? ¿Una abducción extraterrestre? Quién sabe…
El caso es que estas desapariciones están dejando numerosos afectados que no saben qué hacer ante cientos de promesas realizadas por las editoriales tan terriblemente eliminadas.
En muchos casos, estas editoriales jugaron con las ilusiones de escritores que hoy día ya no saben dónde están sus beneficios por las ventas de sus manuscritos (pocos o muchos, eso es lo de menos), y lo que es peor, no saben dónde están esos libros en los que volcaron tantos sueños e ilusiones.
Promesas, cientos de promesas volatilizadas como las propias editoriales.
Todos los que en este momento formamos parte del mundo editorial de una o de otra forma, estamos experimentando las consecuencias de la crisis, y por supuesto es perfectamente comprensible que una editorial (no nos olvidemos de que es una empresa), si no consigue los beneficios buscados, tenga que cerrar, lamentablemente.
Pero hay muchos modos de hacerlo, y el primero de ellos es no «desapareciendo», dejando a sus clientes sin saber qué hacer, qué decir, a quién buscar. Todos somos seres comprensivos, racionales, y ante un caso de cierre, por supuesto, cualquiera lo entendería. Pero ¿supone un gran esfuerzo no jugar con las ilusiones de muchos autores, agentes, distribuidores… que han dejado en sus manos sus libros, e informarles de la situación?
Yo espero que pronto esta cuasi película que hoy os he contado, y que sé que nunca estará nominada para los Oscar por su calidad, deje de estar en cartelera porque, aunque desgraciadamente las editoriales continúen desapareciendo, ya no se juegue nunca más con los sueños de quienes en ellas han confiado.