
Nací en México, lugar donde el hombre viene del maíz y la mujer crece de la flor; y, ya madura, se duerme para convertirse en un volcán que llora lágrimas de tequila, mientras las mujeres le dejan mole y tamales en sus faldas rocosas, y otros bailan huapangos huastecos y fuman puros.
Toda mi vida he sido palabras vacías y, a veces, fecundas, que suman párrafos y recuerdos subrayados, de una existencia tan corta como la espina que crece en las rosas que parlotean en las nubes.
Dejó de importarme todo cuando me di cuenta de que el hombre no es más que una novela que se reescribe en cada siglo, forzando la propaganda enfermiza de su propia idea. Así, la libertad onírica ha sido mi resistencia. No conozco otra vida que no sea a través del arte, porque la vida es un sueño, como decía Calderón de la Barca. Escribir se ha convertido en una necesidad, porque a veces el alma pesa y se retuerce entre los huesos.
Mi formación está en los libros, particularmente en los de caballería, y en las calles, donde Modigliani y Van Gogh encontraron la belleza: uno en el amor y otro en las noches estrelladas. La música, la pintura y el cine me ayudan a sopesar el tiempo cuando estoy fuera de la página en blanco.
Desde 2017 soy orgullosamente Servidor Público del Estado de México y miembro activo del Sindicato Único de Trabajadores de los Poderes, Municipios e Instituciones Descentralizadas del Estado de México (SUTEYM), Sección Naucalpan. Guiado por grandes líderes que han marcado la historia de la organización, y apasionado por la lucha laboral en México, desempeño mi trabajo con compromiso hacia el bienestar social.
He colaborado con revistas físicas y sitios web a nivel nacional e internacional con relatos y cuentos. Actualmente, trabajo en un libro. Además, tengo otras novelas, obras de teatro, guiones de cine y ensayos que me gustaría publicar en algún momento. El laberinto de los hombres es una obra que se puede ver como un lienzo en blanco y es la obra que actualmente se encuentra en manos de Hera Ediciones para su publicación